lunes, 12 de abril de 2010

Hildegard Von Bingen


(Bermersheim, 1098 – Bingen, 1179)

A esta mujer, injustamente olvidada, se la representa con una pluma por ser patrona de los lingüistas. Pero además de haber inventando el primer idioma y escritura universal, mucho antes que los esperantistas, fue médica, filósofa, escritora, pintora, compositora y tenía novia. Para todas esas cosas la pluma le fue muy útil.

En su obra Physica, demostró las propiedades del cannabis contra el dolor. También es patrona de la Naturopatía.

Gracias a sus famosas dotes de mística, el Papa toleró sus revolucionarias ideas porque creyó que sus obras no podían provenir de una mujer sino del Todopoderoso. Pese a ello Hildegard protagonizó numerosos conflictos con la jerarquía eclesiástica.

Por haber protegido a excomulgados se le castigó con lo que más le dolía, la prohibición de música en el monasterio que ella regentaba. Movió cielo y tierra contra tal injusticia y se salió con la suya, como casi siempre.

Murió cuando por otro castigo la separaron de su novia. Única batalla ésta que no pudo ganar a la jerarquía eclesiástica.


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